Este domingo por fin hice la primera salida en la lancha, después de estar restaurándola y equipándola durante varios meses salí de pesca.
Tras mirar mareas y la meteorología fue el día escogido para la primera salida en la lancha, junto con un compañero hicimos los planes preparamos los aparejos y recopilamos cebos algo de senrada de tubo, patas de pulpo, navajas y gambas.
Salimos a las 8:30 del fondeo y nos dirigimos a las desembocadura del Mandeo para tentar a las lubinas en las dos horas de bajamar a los 5 minutos de fondear en la zona buena tuvimos la primera picada, una lubina de unos 30cms que se fue por donde vino, varias fueron las que picaron mayoritariamente a la senrada pero todas de tamaños mini eso que los cebos y anzuelos eran de tamaños generosos, así transcurrió la mañana hasta que nos fuimos buscando otros lugares con la misma suerte todas pequeñas.
Luego nos fuimos fondear entre los dos puentes entre el del Pedrido y el de la autopista, las capturas fueron a más pero el tamaño siempre fue el mismo y eso que los anzuelos eran de los grandes al que les habíamos matado casi del toda la muerte.
Tras mirar mareas y la meteorología fue el día escogido para la primera salida en la lancha, junto con un compañero hicimos los planes preparamos los aparejos y recopilamos cebos algo de senrada de tubo, patas de pulpo, navajas y gambas.
Salimos a las 8:30 del fondeo y nos dirigimos a las desembocadura del Mandeo para tentar a las lubinas en las dos horas de bajamar a los 5 minutos de fondear en la zona buena tuvimos la primera picada, una lubina de unos 30cms que se fue por donde vino, varias fueron las que picaron mayoritariamente a la senrada pero todas de tamaños mini eso que los cebos y anzuelos eran de tamaños generosos, así transcurrió la mañana hasta que nos fuimos buscando otros lugares con la misma suerte todas pequeñas.
Luego nos fuimos fondear entre los dos puentes entre el del Pedrido y el de la autopista, las capturas fueron a más pero el tamaño siempre fue el mismo y eso que los anzuelos eran de los grandes al que les habíamos matado casi del toda la muerte.
Durante toda la tarde fue un sin parar lubinas pequeñas subían por un lado y volvían al agua por el otro a las cinco ya cansados de todas de los mismos tamaños pusimos fin a la jornada.
Espero que a la próxima salida tengamos más suerte en tamaños.
Una jornada como la del domingo en lancha, con buen tiempo y junto con un amigo de la infancia y gran pescador no tiene precio.